En los últimos años hemos visto cómo hablar de salud mental se ha vuelto cada vez más común, tanto en Redes sociales, medios de comunicación, como campañas públicas han puesto sobre la mesa términos como ansiedad, depresión o autocuidado.
Esto tiene un lado positivo: hemos empezado a romper el silencio y el tabú en torno a la salud mental. Hoy más personas se atreven a pedir ayuda o a reconocer que están atravesando un momento difícil, algo impensable hace tan solo una década.
Sin embargo, también existe un riesgo: reducir la salud mental a una tendencia pasajera, Como si cuidar la mente fuese una moda del momento, una etiqueta más para compartir en redes sociales.
La salud mental no es un lujo, es un derecho
La realidad es que la salud mental es un derecho básico, igual de importante que la salud física.
- Nadie cuestiona la necesidad de acudir a un médico cuando sentimos dolor físico, Pero todavía existe resistencia o estigma cuando se trata de pedir ayuda psicológica.
El cuidado emocional, psicológico y social debería estar normalizado y ser accesible para todas las personas, no solo para quienes puedan permitírselo o vivan en grandes ciudades con más recursos.
Hablar está bien, pero no es suficiente
Que la salud mental se visibilice en redes sociales o en medios es un paso importante. Pero hablar no basta.
Necesitamos también:
Acceso real a recursos psicológicos en el sistema público.
Prevención en centros educativos y laborales.
Menos etiquetas y juicios, para que pedir ayuda no sea visto como debilidad. aunque el diagnóstico posterior ayude a muchas personas a sobrellevar algo que les ocurre hace tiempo.
Conclusión
La salud mental no es una tendencia, ni un lujo reservado a unos pocos, debe ser un derecho fundamental.
Cuidar la mente debería ser tan natural como cuidar el cuerpo, y mientras las modas cambian, la necesidad de cuidar nuestro bienestar psicológico permanece.
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